RETOS DE MI LABOR DOCENTE EN EL CONTEXTO DE TELESECUNDARIA
Por Irene Gpe. Castillo González.
Empezaremos por hacer referencia a los antecedentes de la
Telesecundaria, los cuales se remontan a la década de los años 60, periodo en
el que las transformaciones sociales, políticas y culturales de México dieron
cuenta de las condiciones deficientes de la población en materia educativa, lo
cual propicio que la Secretaría de Educación Pública desarrollara el proyecto
de enseñanza secundaria por televisión iniciado en 1964 durante el sexenio de
Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970).
La creación de la entonces secundaria por televisión, después
Telesecundaria, tuvo como objetivo abatir el rezago de la educación secundaria
en comunidades rurales, indígenas y semiurbanas, por medio de una señal de
televisión.
En el presente escrito trataré de compartir algunas características actuales
de la Telesecundaria en mi Estado, que reflejan un panorama general de la influencia del contexto sociocultural en los procesos de
enseñanza-aprendizaje y los retos que
implica para la labor docente.
Cabe
destacar que cuento con la experiencia de trabajar en telesecundarias ubicadas
en zonas totalmente rurales y en zonas semiurbanas, en las primeras encontré un
contexto de 20 a 30 estudiantes distribuidos en los 3 grados escolares, la
escuela suele ser unitaria (un solo maestro imparte los 3 grados) o bidocente
(dos maestros se distribuyen los 3 grados escolares y la responsabilidad de la
dirección), se trata de un poblado o rancherías, donde las familias son de escasos
recursos económicos y donde la mayoría de los padres de familia no concluyeron
la educación básica, no se cuenta con los servicios básicos, es decir no hay
agua potable, energía eléctrica ni
drenaje, el agua la distribuyen con pipas, hay plantas solares y los baños son
letrinas, los servicios de salud son muy limitados, cuentan con un pequeño
consultorio donde acude la caravana de la salud una vez a la semana, y en la
mayoría de los poblados donde a sus alrededores hay varias rancherías se da el
servicio de albergue para los niños que están en edad de acudir a la primaria o
secundaria, se reciben los niños los domingos o lunes y los papás los recogen
los viernes en la tarde, en el albergue se les otorga hospedaje y alimentación,
y de ahí se trasladan todos los días a la primaria o a la telesecundaria, el
preescolar es ofrecido por instructores de CONAFE, bajo estas condiciones, como
docentes nos enfrentamos a recursos tecnológicos y didácticos limitados, en las
telesecundarias casi nunca funciona la RED EDUSAT y si hay computadoras no se
pueden usar con mucha frecuencia porque la luz funciona con plantas solares,
las familias de nuestros alumnos suelen ser numerosas, ven a sus padres solo
los fines de semana, pero regularmente reciben buena atención en el albergue,
se puede trabajar con ellos tiempo extraclase ya que están relativamente cerca
de la escuela y los maestros vivimos en la misma escuela o en el albergue, si
algún alumno no lo llevan al albergue el lunes o lo suspenden, ya no lo vemos
hasta la siguiente semana y se retrasa en el logro de sus aprendizajes, es
mucho más fácil conocer al grupo porque se convive más tiempo con ellos y son
grupos pequeños, aunque lo complejo esta en impartir dos o los tres grados distintos
al mismo tiempo.
A diferencia de las telesecundarias antes
mencionadas, en las telesecundarias en zonas semiurbanas, he observado que
contamos con más acceso a tecnología y diversidad de recursos didácticos, sin
embargo no lo suficiente como quisiéramos, ya que aquí los grupos son
numerosos, entre 25 y 30 estudiantes por grado, las telesecundarias tienen un
maestro para cada grado y un maestro con cargo de director sin grupo, además de
contar con secretarias, conserjes, prefectura y en algunas con servicio de
USAER para brindar apoyo a alumnos con necesidades educativas especiales, la
mayoría de las telesecundarias en zonas semiurbanas cuentan con doble turno,
porque la demanda del servicio es mayor, inclusive tienen 2 o 3 grupos de un
mismo grado y tienen acceso a todos los servicios básicos, a diferencia de
las otras telesecundarias en estas los alumnos si viven toda la semana en casa
con sus padres, las familias son menos numerosas, pero la mayoría son familias
desintegradas y de escasos recursos económicos, los empleos son inestables,
aunque el nivel educativo de los padres es variado, hay algunos con
preparatoria o carrera técnica o universitaria, sin embargo por la dinámica de
la ciudad en las familias ambos padres tienen que trabajar y los hijos pasan
mucho tiempo sin vigilancia o apoyo para sus trabajos extraclase, los jóvenes
tienen más distractores y en las zonas de la periferia de la ciudad donde viven
los hacen más vulnerables al contacto con pandillas o problemas de adicciones.
Si bien es cierto que los estudiantes y
maestros contamos con más facilidades para el acceso a la tecnología, la
realidad es que son pocos los estudiantes que cuentan con computadora e
internet en casa, aunque hay servicios de café internet no siempre tienen el
recurso económico para pagar por él, el internet en la escuela no siempre es
bueno y no hay suficientes computadoras, pero con orden y una buena
organización se puede hacer uso de las TIC´s con las que se cuente.
Los retos que enfrentamos como docentes en
estas zonas son el trabajo con grupos numerosos, contextos de desintegración
familiar, bajas condiciones socioeconómicas, problemas de adicciones y atención
a estudiantes con NEE, falta de tiempo o compromiso por parte de los padres de
familia en el acompañamiento académico de sus hijos.
Como puede observarse en ambos contextos es
difícil poder emplear los e-portafolios con los alumnos, sin embargo en lo
personal si he hecho uso de los portafolios en físico, y me doy cuenta que por
falta de información y por las condiciones del subsistema de telesecundarias no
los he llevado como se debería, sin embargo creo que vamos por buen camino,
pues han sido de gran utilidad para llevar a cabo una evaluación formativa y
sumativa, además de que me han permitido conocer más de cerca el contexto de
mis estudiantes y poder hacer adecuaciones en mis planeaciones de acuerdo a las
condiciones reales con las que cuento.
Como bien lo menciona Jackson, P. W (1994):
“Desde los 6 años, la visión del profesor le resultará más familiar que la de
su padre y posiblemente incluso que la de su madre”.
La relación sociedad, familia, escuela hace
íntimamente complejo el diseño del curriculum, pues tiene que responder a las
necesidades de la diversidad cultural que hay en cada grupo, institución y
contexto determinado, situación que en la actualidad no se ha logrado concretar,
propiciando en ocasiones que sea más confuso para los adolescentes definir sus
expectativas vocacionales y de superación personal. Al respecto, SACRISTAN, J.
Gimeno (1988) dice:
“la selección de un tipo de cultura con
predominio sobre otra lleva a que los privilegiados que conectan con la cultura
dominante adquieran cada vez más educación especializada, con todas las
mutilaciones que comporta la especialización, y a los menos favorecidos al
fracaso escolar y al alejamiento consiguiente del mundo cultural”.[1]
Precisamente la diversidad escolar que se
refleja en las escuelas demanda cambios no solo en los planes y programas, sino
también en la formación y actualización docente. En un estudio sobre las aulas
se ha descubierto que el profesor llega a tener hasta mil interacciones
personales diarias[2].
La vida en las aulas está compuesta de
todas estas interacciones, las que hacen que los alumnos adopten diferentes
roles a aspectos de la realidad, ya que debe estar en la escuela les guste o
no, estos tipos de experiencias resultan particularmente frecuentes mientras se
halla abierta la escuela y es probable que durante ese tiempo se desarrollen
estrategias de adaptación que tengan relevancia para otros contextos y otros
periodos de la vida. En otras palabras la vida en las aulas debe ser una
preparación para la vida real.
De ahí que el docente juegue un papel
decisivo para hacer más placentera la estancia de los alumnos en la escuela y
que la vida en las aulas impacte y trascienda positivamente en las expectativas
de superación de los estudiantes y en su integración a la sociedad como
personas productivas.
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